Nos llegan las palabras en manada
y muchas desde nobles corazones
seguro que con buenas intenciones,
pero al final, no sirven para nada.
Es todo como un brindis a la grada
que comprende de sobra las razones,
pero son luego meras ilusiones
que se van a quedar en la estacada.
Son frases lapidarias, rimbombantes,
con garra y hartamente pretenciosas,
con mucha verborrea de ex profeso
para hacerlas también altisonantes,
mas no consiguen alterar las cosas
por no tener el suficiente peso.
CODA
Se colma a la palabra de importancia
y a los hechos se quita relevancia
y así el hambre, la guerra y la penuria
van creciendo por culpa de la incuria.
Hay que dejarse de palabras hueras
y obrar con hechos y además, de veras.
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