Gracias a este Internet que han inventado
puedo tener amigos dondequiera
y de hecho, aquí en mi patria y también fuera
bastantes y muy buenos he encontrado.
Aunque ninguno tenga aquí a mi lado
no me importa, es igual que si estuviera
y ellos van a pensar de igual manera
y haciéndolo, además, de muy buen grado.
En estos días fríos del invierno
y los que hay en verano sofocantes,
vienen a ser perenne compañía
por obra de ese espíritu fraterno
que hay entre todos y aunque están distantes,
cierta, grande y común es la alegría.